Lo grupal

Esa trama que vamos tejiendo entre todos.
Taller a taller.
Encuentro tras encuentro.
Pulsaciones conjuntas, intermitentes y coordinadas.
Aparecen las resonancias.
Es arte. Es magia co-construida.
Es humildad. Abrirse y cerrarse cada uno a su ritmo.
Respeto.
Admiración.
Hay encuentro. Esa maravillosa posibilidad de no salir iguales a cómo entramos. Todos aprendemos.
Aquí mis resonancias.

Palermo amanece con humedad y nublado hoy. Me caigo de la cama. Hoy empieza el segundo taller y es sobre trauma. Soñé pero no me acuerdo, solo se que desperté con una mezcla de ganas y miedo. Si, también miedo.

La sala está sola. Empiezo a poner las sillas, llega Alberto. Va llegando el equipo. Los alumnos, pero esos 4 días somos todos aprendices y maestros.

Llegan los cuerpos. A las almas les cuesta un poco más. El círculo que armamos entre todos es la pista de aterrizaje que nos invita a zambullirnos y emprender un viaje con puerto de salida y con el destino incierto. Guatemala, Chile, Zona Norte y CABA, Mar del Plata y La Pampa, van llegando en forma de ilusión y ganas, y también miedo.

Esa emoción amiga que a veces nos ha paralizado, pero que nos muestra un camino. Se arma la trama con las compartidas, sesiones que nos invitan a tocar el dolor y la Sanación.

Y nuestro corazón empieza a pulsar con más intensidad, nuestra caja se expande.

Los abrazos, que bellos son. Y nuestro corazón empieza a pulsar con más intensidad, nuestra caja se expande. Somos testigos y parte. Honro cada encuentro.

Transformaciones de vida y vínculos, laboratorio de aprendizaje con seres que ponen su carne y sus huesos al servicio de ser terapeutas.

Bordeamos la angustia, a veces lo insoportable, creando un mandala que anuda el dolor en un espacio más llevadero. Podemos jugar y reírnos. Despedirnos.

Regresamos al puerto inicial. No somos los mismos.

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